Visión


Nuestra visión: Experimentar la vida de Cristo en todas las áreas de nuestras vidas.

Colosenses 1.27-29
“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí”.
Objetivo:
Que cada hermano y hermana asimile la visión de vivir a Cristo en todas sus relaciones.

Como iglesia de Cristo estamos en un proceso de crecimiento constante alimentado de una relación viva con nuestro Señor, no puede existir la iglesia sin una conexión vital con su Fundador, Salvador y Gobernador. Este mismo proceso de crecimiento nos hace pensar que somos una iglesia que aun no ha terminado su carrera y que todavía no ha cumplido con todo lo que Dios nos ha llamado a realizar en medio de nuestra comunidad. 
Todo lo que somos y podamos llagar a ser como iglesia se debe y se deberá a la comunicación de vida que viene de la persona misma de Cristo, todo aquello a lo que Cristo no esté comunicando su vida está muerto, sea un grupo de personas que se reúne bajo el nombramiento de ser una iglesia local, ya sea un ministerio dentro de la iglesia, ya sea un servicio hacia nuestro sociedad, sin la vida de Cristo carece de la influencia que viene del cielo. Dada esta realidad, nuestro anhelo como una iglesia local es que la vida de Cristo se reproduzca en todo lo que hacemos y en todo lo que Dios nos permita realizar en los días venideros
No negamos que somos una iglesia con miles de debilidades y muy pocas fortalezas, -aun cuando sólo Cristo que es el Dueño de su iglesia puede dar el veredicto exacto sobre cada una de sus iglesias locales, es él quien puede decir: Conozco tus obras-, todas nuestras debilidades pueden ser explicadas sobre la causa de que la vida de Cristo aun no ha penetrado con su fuerza transformadora para establecer la diferencia que sólo viene del poder de Dios, nuestra fortalezas igualmente sólo pueden ser explicadas sobre el hecho de que la vida de Cristo se está manifestando en esas áreas de servicio, crecimiento e influencia. 
Nuestro anhelo, como ya anunciábamos, es experimentar la vida de Cristo en todas las áreas de nuestras vidas como creyentes individuales y como iglesia local. No queremos ser un grupo religioso más sino vivir a Cristo, buscar el reino de Dios y su justicia como una realidad trasformadora que tiene que ver con todo lo que hacemos. La piedad que busca reproducir la vida de Cristo no solamente piensa en su Señor cuando se prepara los domingos en la mañana para ir a la reunión pública, una persona en quien la vida de Cristo está tomando lugar será un reflejo constante de las luces del cielo.
Esta visión de ser una iglesia que existe gracias a la vida que Cristo comunica en una relación vital con él a través de la fe en su persona como Señor y Salvador de nuestras almas que afecta tanto nuestra existencia presente como nuestro futuro está siendo desafiada por movimientos religiosos que están distorsionando el énfasis de la vida cristiana y quitando de la vista la misión bíblica de la iglesia de Cristo. Las nuevas proclamaciones de que el éxito dentro de la iglesia tiene que ver con la cantidad de personas que profesen pertenecer a un determinado grupo y que el éxito espiritual consiste en la prosperidad económica están desviando a muchas personas del verdadero objetivo de la vida cristiana y de la naturaleza de la iglesia, aun cuando muchas de esas añadiduras no sean pecaminosas en sí mismas, son un estorbo cuando se presentan como la esencia del evangelio.
No podemos negar que la iglesia está desafiada a crecer numéricamente, pero no como el resultado de la manipulación de técnicas humanas o manipulación sicológica que casi podríamos llamar lavado de cerebro, el crecimiento verdadero viene como respuesta a la palabra de Dios quien añade a la iglesia los que han de ser salvados, el crecimiento verdadero es el resultado de la comunicación de la vida de Cristo al espíritu de un ser humano, el crecimiento verdadero llega cuando los oídos de una persona han sido abiertos para oír la voz del Buen Pastor y así seguirle como una de sus ovejas. Es sobre este fundamento que podemos lanzarnos a la tarea de animar a las personas a vivir en conformidad a la vida que les ha sido comunicada. Nuestro interés no es tener muchas personas en la iglesia como un fin en sí mismo y estar contentos con esto, nuestro interés es que más personas vivan la vida de Cristo, y esto es posible si Cristo mismo ya está morando en el corazón. No hay reunión, ni actividad, ni recuerdo que pueda traer a Cristo al corazón de un hombre o una mujer, sólo la fe que reposa de manera absoluta en la gracia de Dios puede ser el medio para que la vida de Cristo esté en el corazón humano.
El propósito de estas reflexiones es que como iglesia local nos mantengamos concentrados en la naturaleza de la vida cristiana y en el propósito de la iglesia local en medio de una sociedad que ha perdido toda sensibilidad ante la valoración de la reflexión bíblica, valores y de todas las buenas costumbres. La relación de vida con Cristo es lo que nos mantiene siendo una iglesia que le pertenece y la experiencia de su vida en nuestra existencia presente nos acredita como sus representantes y como personas que le conocemos, como dice la Escritura: “El que permanece en él debe andar como él anduvo” (1-Juan 2.6).














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