Restáuranos a ti, oh señor, y seremos restaurados. —Lamentaciones 5:21 lbla
El
artista James Hubbell dice: «Los errores son regalos». Cada vez que
trabaja en un proyecto y algo sale mal, no empieza de nuevo, sino que
busca una manera de usar el error para hacer otra cosa mejor. Nadie
puede evitar equivocarse, y todos tenemos maneras válidas para lidiar
con las falencias.
Podemos tratar de esconderlas, de corregirlas o de disculparnos por
ellas.
A veces, hacemos lo mismo con nuestro pecado. Pero Dios no nos descarta y empieza de nuevo, sino que nos redime y nos convierte en algo mejor.
El apóstol Pedro tendía a hacer y decir lo que le parecía mejor en el momento. Se lo ha denominado un «impetuoso metedor de pata». Después del arresto de Jesús, Pedro, por temor, ¡declaró tres veces que no lo conocía! Sin embargo, más tarde, sobre la base de las tres declaraciones de amor de Pedro, Jesús convirtió su humillante negación en una oportunidad maravillosa de restauración (Juan 21). A pesar de los errores de Pedro en el pasado, el Señor lo reincorporó al ministerio con estas palabras: «Apacienta mis ovejas» (v. 17).
Si has cometido una «metida de pata» tan grande que parece irreversible, lo más importante es que ames a Jesús, ya que, si lo amas, Él puede convertir las falencias más graves en excelencias asombrosas.
—JALA veces, hacemos lo mismo con nuestro pecado. Pero Dios no nos descarta y empieza de nuevo, sino que nos redime y nos convierte en algo mejor.
El apóstol Pedro tendía a hacer y decir lo que le parecía mejor en el momento. Se lo ha denominado un «impetuoso metedor de pata». Después del arresto de Jesús, Pedro, por temor, ¡declaró tres veces que no lo conocía! Sin embargo, más tarde, sobre la base de las tres declaraciones de amor de Pedro, Jesús convirtió su humillante negación en una oportunidad maravillosa de restauración (Juan 21). A pesar de los errores de Pedro en el pasado, el Señor lo reincorporó al ministerio con estas palabras: «Apacienta mis ovejas» (v. 17).
Si has cometido una «metida de pata» tan grande que parece irreversible, lo más importante es que ames a Jesús, ya que, si lo amas, Él puede convertir las falencias más graves en excelencias asombrosas.
Dios puede cambiar nuestras falencias en excelencias.
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